7 de noviembre de 2016

La era de la Abundancia se acaba, se acerca la era de la Escasez

Hoy vivimos en la era de la abundancia pero lo que muchos ignoran, y algunos callan, es que nos dirigimos a toda velocidad hacia la era de la escasez que nos alcanzará de lleno en como mucho un par de décadas.
El modelo económico actual preconiza que el crecimiento ilimitado en todos los ámbitos de la vida no solo es posible y deseable, sino que es imprescindible para mantener el mundo en funcionamiento. Cada año hay que vender más coches, más teléfonos, más amburguesas, más ropa, cada año hay que producir más aluminio, soja, aceite de palma, ternera, y cada año los beneficios tienen que crecer, por lo tanto cada año hay que sacar recursos de la tierra y convertirlos en dinero, o directamente crear burbujas especulativas que justifiquen la creación de más dinero sin ningún soporte real.
El problema es que este modelo económico se está ejecutando en un planeta finito, que tiene una cantidad finita de cobre o aluminio, que tiene una cantidad finita de petróleo o carbón, y que tiene una cantidad finita de suelo fértil y de agua dulce, así como una capacidad finita de absorber y procesar contaminantes sin provocar consecuencias catastróficas.
La era de la escasez llegará irremediablemente cuando se alcance uno cualquiera de estos límites naturales que actaurán de pared contra la que la civilización globalizada se estrellará sin remedio, provocando una crisis sistémica, y dejando tras de sí un planeta empobrecido con unos recursos esquilmados.
Nuestros hijos tendrán que apañarse sin petróleo, gas ni carbón, las grandes selvas y bosques primarios habrán desaparecido siendo sustituidos por monocultivos transgénicos de soja o de palma, arrasando con toda la biodiversidad de la que privaremos a nuestros hijos, y los metales tendrán que ser obtenidos del reciclaje de nuestros actuales residuos porque las minas se habrán agotado.
Todo esto pasará, lo único que no sabemos es cuando, y tenemos dos opciones. O hacemos frente a esta realidad nosotros ahora, planificando una suave transición hacia un nuevo modelo con nuevas reglas que tengan en consideración que el planeta es finito, o no hacemos nada y seguimos dañando y explotando el planeta hasta que los recursos empiecen a escasear provocando una crísis sistémica que acabe con nuestra civilización como se acabaron antes las civilizaciones egípcia, romana, maya, y otras tantas.
El capitalismo es incompatible con la vida en la tierra tal y como la conocemos, así que o acabamos con la vida en la tierra, dejando solo unos pocos tipos de vida domesticados y trasngénicos para nuestro interés y erradicando todo rastro de vida salvaje, o acabamos con el capitalismo de crecimiento infinito tal y como lo conocemos para transformarlo en algo distinto y sostenible.

Sea como sea, la era de la abundancia está a punto de terminar y su fin puede ser abrupto y traumático, o planificado y beneficioso. Por desgracia muchos están dispuestos a luchar para no perder su derecho a seguir explotando el planeta un dia más, a seguir contaminando gratis un día más, a seguir exterminando la biodiversidad un día más y a seguir explotando a otros humanos un día más.
Hasta aquí he planteado dos posibles escenarios futuros del capitalismo, o transmutación o muerte, sin embargo esa minoría que tanto beneficio obtiene del actual sistema que premia su total falta de escrúpulos tiene una tercera solución que permitiría al capitalismo sobrevivir, y esa solución es muy antigua, se llama guerra y muerte. Una gran guerra, o una enfermedad, que exterminara a un número considerable de habitantes del planeta reduciría de un día para otro la presión sobre el sistema, evidentemente esto no permitiría que aparecieran más recursos fósiles, pero si que dejaría menos individuos entre los que repartir los recursos restantes, consiguiendo así que los supervivientes puedan seguir un poco más en la era de la prosperidad.
Estamos por lo tanto a bordo de un barco, en alta mar, y escasean los víveres y el agua. Podemos no hacer nada, podemos tirar a algunos por la borda para alargar las reservas, o podemos intentar aprender a cultivar comida sobre la cubierta, esa es sin duda la más dificil pero la mejor de las soluciones, una solución que sea sostenible en el tiempo.

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